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Comparados con los agnósticos, los participantes con creencias religosas mostraron una actividad significativamente menor en el cortex cingulado anterior, una parte del cerebro que ayuda a modificar la conducta avisando cuando la atención y el control son necesarios, habitualmente como resultado de algún evento que produce ansiedad, como por ejemplo cometer un error según estudios de la Universidad de Toronto.
En sendos estudios realizados por el Profesor de Psicología Michael Inzlicht de la Universidad de Toronto, los participantes cumplimentaron un test de control cognitivo conocido como Stroop, mientras tenían en su cabeza colocados electrodos que medían su actividad cerebral. "Puede pensarse que esta parte del cerebro actúa como una campana de alarma cortical que suena cuando un individuo se ha equivocado o sufre experiencias inciertas", declaró Inzlicht. "Encontramos que la gente religiosa o incluso aquella que simplemente cree en la existencia de Dios muestra una significativamente menor actividad en esta porción cerebral cuando comete errores. Sufren mucha menos ansiedad y sienten menos estrés cuando cometen errores".
Estas correlaciones se mantienen incluso después de tener en cuenta la personalidad y habilidad cognitiva, explicó este experto, cuyo estudio ha sido publicado en la revista Psychological Science. Además también encontró que los participantes creyentes cometían menos errores en el test cognitivo que sus compañeros agnósticos.
Estos hallazgos muestran que la fe religiosa ejerce un efecto tranquilizador en los devotos, que les hace menos predispuestos a sentir ansiedad cuando cometen errores o hacen frente a los desconocido. No obstante, este experto advierte que sentir ansiedad tiene también su parte positiva, en el sentido que nos alerta cuando cometemos errores para no volver a reproducirlos.
Algunas de las más sobresalientes procesiones de la Semana Santa andaluza tienen lugar en Granada. Las procesiones inician el recorrido en sus iglesias y lentamente recorren las calles transportando representaciones a tamaño real de Jesús en la cruz y de María dolorosa. Estas imágenes son llevadas por miembros de la hermandad o cofradía (los costaleros) cada una con su propia historia y tradición, y son por lo general piezas de enorme valor artístico y de varios siglos de antigüedad, talladas en madera por célebres escultores .
Las procesiones tienen lugar todos los días de la Semana Santa y por toda la ciudad aunque algunas de ellas sobresalen por su belleza o por la devoción desbordada de los feligreses, como la del Silencio, en la noche del Jueves Santo y sobre todo la de los Gitanos, la noche anterior, una larga marcha de 12 horas que lleva desde la catedral a lo alto del barrio gitano del Sacromonte entre cánticos, bailes, saetas y hogueras.
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