
En la última Cumbre UE- EEUU, el nuevo inquilino de la Casa Blanca pidió a los Veintisiete que aceptaran a Turquía como país miembro de la Unión. Así, con su campaña por la adhesión del país de Ataturk en el club comunitario, Obama sigue fiel a la posición tradicional de Estados Unidos.
La apuesta del dirigente estadounidense choca radicalmente con la postura francesa y alemana. Nicolas Sarkozy, se rebeló contra la “injerencia” de EEUU y respondió a Obama que se trata de una cuestión que debe negociarse en clave interna entre los países miembros de la UE.
Estas dos posiciones responden a dos concepciones bien diferentes sobre lo que es y tiene que ser la Unión Europea.
Según Florentino Portero, director del área de Política Exterior, Seguridad y Defensa española, EEUU considera que Europa no es un continente sino una “península” de Asia. En ella se ha instaurado una entidad política llamada a ser un actor importante en el escenario internacional que, al formarse con un conjunto de países cada vez mayor, su identidad está diluida y su control es más complicado. Esta visión no busca marcar fronteras para una Unión que quiere extender el sistema de valores, principios y libertades democráticas a los países de su entorno.
Con esta perspectiva, EEUU opina que Turquía debería estar dentro porque es vista como la pieza clave para “civilizar” y estabilizar el mundo árabe. El propio Obama comentó que la decisión de integrarla en el sistema comunitario supondría “enviar una señal positiva al mundo musulmán”.
El ansia de democratización de Asia Central, la lucha contra el terrorismo islamista y el deseo de paz en Oriente Medio son los fundamentos de la apuesta estadounidense. Washignton da prioridad a las relaciones con un país que, además de poseer unos recursos energéticos importantísimos, constituye el puente para “democratizar” y reducir distancias con Irán, Siria, la comunidad palestina…
La postura estadounidense no tiene ambigüedades. La europea, está todavía por definir. Sin una visión común y sin fijar sus fronteras a pesar de su vocación regional, los problemas se multiplican. “La mejor forma de no ensuciar un problema es no crearlo”, explica Portero a EL IMPARCIAL al recordar la solicitud de ingreso de Turquía en 2005. El profesor de Historia Contemporánea de la UNED considera que en ese momento la Unión “rehuyó sus responsabilidades y decidió aceptar la candidatura turca para ganar tiempo” exigiéndole cumplir los requisitos y respetar las libertades. Fue esa una ocasión perdida para definir con claridad sus fronteras, rechazar de antemano a los que están fuera y evitar futuros problemas.
Mientras Turquía trabaja para ser admitida, el bloque franco-alemán se posiciona claramente en contra. Analizando los problemas con la inmigración en su territorio, Sakozy y Merkel apuestan por una “cooperación privilegiada” con este aliado de la OTAN pero nunca por la adhesión. El resto de los socios tampoco se han mostrado entusiasmados por esta nueva incorporación. Reino Unido es, junto con España, uno de los pocos que se suma a las posiciones estadounidenses, siguiendo su vocación atlántica pero sin querer enturbiar sus relaciones con los miembros que se encuentran al otro lado de La Mancha.
Ante esta actitud comunitaria, los turcos se sienten maltratados. El avance del sentimiento anti occidental que se extiende en una Turquía en la que avanza progresivamente el islamismo. Su primer ministro, Tayip Erdogán, lanzó una clarísima indirecta a Sarkozy al tiempo que agradecía a Obama sus palabras: “Estados Unidos no está en guerra con el mundo musulmán, sino que, al contrario, desea establecer un clima de cooperación y diálogo”.
En la cumbre de la OTAN, el enfado islamista turco se plasmó con su veto inicial a la candidatura del primer ministro danés a la Secretaría General de la organización, Anders Fogh Rasmussen. Erdogán manifestó entonces su "oposición personal" a este nombramiento “porque dudo de su capacidad para contribuir a la paz mundial". Al líder turco y a sus conciudadanos no se les olvida que Rasmussen no prohibiese la publicación de las polémicas caricaturas de Mahoma.
Por otra parte, la crisis económica deja de momento en entredicho la adhesión turca. Sus 90 millones de habitantes y el débil mercado de trabajo poco ayudarían a la Unión que ya tienen suficientes dificultades para “alimentar” a los 498 millones de habitantes de sus 27 países miembros. Al integrar al que sería su país más poblado, éste se “comería” la mayoría de los fondos comunitarios y “exportaría” un volumen de trabajadores imposible de absorber por los socios europeos que sufren ahora un índice de desempleo importante.
España, a favorAsí, el tiempo en vez de solucionar los problemas los aumenta. La actitud europea que percibe Turquía favorece la hostilidad de un socio geoestratégico importantísimo para los 27. Por eso, algunos países como España mantienen, de momento, su apoyo a este ingreso.
Zapatero, fiel a Erdogan por su proyecto compartido de la Alianza de Civilizaciones, ha afirmado que España “mantendrá” su sostén a la entrada de Turquía en el club durante su presidencia interina de la Unión en el primer semestre de 2010. A cambio, el presidente pide aumentar las inversiones y los intercambios comerciales entre los dos países e incrementar la participación de empresas españolas en obras de infraestructuras y en la cooperación energética. El PSOE sigue esta tónica al incluir su apoyo en el programa electoral para las próximas elecciones al Parlamento Europeo.
Por su parte, el PP mantiene una posición “retórica” y “administrativista”, según Portero. Alejo Vidal-Quadras ha asegurado a este periódico que hay que “respetar los acuerdos y los derechos de Turquía como país candidato”. Sin saber quién gobernará España cuando toque pronunciarse formalmente sobre este asunto, el eurodiputado popular afirma que “si la Comisión Europea da un informe favorable y considera que Turquía reúne las condiciones exigidas, nosotros votaremos a favor”.
COMO NO,ESPAÑA ULTIMAMENTE SIEMPRE ESTA A FAVOR DEL PACTO DE CIVILIZACIONES,SIN PENSAR EN LOS POSIBLES RESULTADOS Y SIN BENEFICIARSE DE NADA,ES DECIR "SIN COMERLO NI BEBERLO"
NO NOS MAMEN MAS GALLO
GUERRILLERO VALENCIANO

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