
La protesta, que consiste en aplicar con extremada precisión todas las normas en el control de la documentación, está provocando, además, los primeros síntomas de nerviosismo entre los pasajeros que se encuentran en el módulo 5, desde donde parten la mayoría de los viajes intercontinentales y adonde no tienen acceso usualmente los medios de comunicación.
Un nerviosismo justificado ya que, tal y como ha podido comprobar elmundo.es, la megafonía empieza a emitir las últimas llamadas para vuelos cuyos pasajeros deben todavía superar decenas de metros para superar el control policial.
Es el caso de Guillermo, quien pese a llegar con tres horas de antelación a la salida de su vuelo de Iberia con destino a Singapur a las 10.25, poco antes de las 10.00, con decenas de personas todavía ante él.
Los agentes, por su parte, no están dispuestos a levantar el pie del freno. Así lo han plasmado varios de los sindicalistas, sin uniformar, que se han presentado en la zona de control con una pancarta en la que reclaman mejoras laborales 'en defensa del Estado y la seguridad nacional'.
El escenario de caos que empieza a dibujarse en el aeropuerto, sin embargo, todavía no ha despertado la señal de alarma entre los responsables de la infraestructura. Fuentes de AENA consultadas por este medio han asegurado que "a nivel operativo todavía no se han registrado problemas".
Las pantallas en las que aparecen registrado los vuelos, no obstante, empiezan a minar el optimismo de la dirección del aeropuerto. Los avisos para pasajeros con destino a Miami (Iberia 6123), Chicago (Iberia 6275), Buenos Aires (6845) o Bogotá (6741) siguen apareciendo en las mismas pese a que su hora de despegue estaba prevista para las 9.25.
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